Dejemos de ser fríos como el aire de la mañana, y escuchemos más los latidos de nuestro corazón.
Quitemonos la armadura que cubre nuestros sentimienos, y disfrutemos más del amor.
Desnudemos nuestros miedos, y estos saldrán corriendo.
Miremonos a los ojos, y no necesitaremos más palabras.
Vivamos más intensamente nuestros sentimientos y seremos más felices.
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